Posteado por: mariana50 | May 8, 2010

Testimonio de un combatiente cubano en Etiopía.

Hoy comienzo una nueva categoría. Se pudiera llamar: «Mambí» o «Guerreros Cubanos»…pero prefiero llamarla:

INTERNACIONALISMO.

Un participante en mi Blog. gentilmente a escrito sus memorias como cubano que no le gusta la manipulación y las mentiras, pero sobre todo como combatiente internacionalista en la guerra en Etiopía. Es un cubano que narra sus experiencias en la  Misión Especial de Octubre “60″ en septiembre/octubre del 1977 y después la Protesta de Baragúa de enero/78 a febrero/80.

Gracias estimado Lázaro, este Blog. es el espacio para cubanos como usted. Y bienvenida sean todas las historias de los internacionalistas, o hijos de internacionalistas que viven dentro y fuera de Cuba. Este blog les brinda sus espacio.

Saludos,

Mariana

Testimonio de un combatiente cubano en Etiopía.

 

Gracias Mariana por tu invitación. Aprovecho tu espacio ante todo, para rendir homenaje a mis compañeros caídos y en segundo lugar a precisar algunos elementos que andan por Internet totalmente falsos.

Para situarnos en tiempo y espacio, estamos hablando de una Guerra en que la participación cubana la podemos medir desde diciembre de 1977 a marzo de ese mismo año, enmarcada fundamentalmente en el desierto del Ogadén en dirección a Dire Dawa, Harar, Arabí, Lewinaje, Goloche, Jijiga, Daga Habur. Por ahí se dice que en ese tiempo habíamos unos 18mil cubanos, no es cierto. A lo sumo, al final, en el mes de marzo, no rebasaba los 10mil hombres y en mi criterio es sobredimensionado la cifra.

Por otra parte nunca escuchamos hablar de tropas soviéticas ni nada parecido, si habían asesores, como el General Petrov que con tablilla en mano a pecho descubierto, tarjaba los obuses que caían y los descontaba de los que sabía tenían los somalos.

Te puedo decir que a finales de marzo o principios de abril asistí a las honras fúnebre de un compañero en el cementerio de Harar, el fué el número 33.
Es decir en solo 4 meses 33 muertos, de veras que fue un guerra relámpago.

Te puedo comentar de la valentía de los etíopes. La infantería etíope se montaban encima de los tanques cubanos. Los Jefes de los tanques no alcanzaban a establecer amistad con ellos, pués los proyectiles de alto explosivos aniquiliban a toda la infantería etiope y esa fue la causa de que fueramos nosotros a proteger a nuestros tanquistas. La infantería etíope no hacían pozos de titradores y mucho menos trincheras, tan solo unas pequeñas hendiduras en la tierra las que para dormir le echaban un poco de paja, mas bien parecían nidos de gallina, por lo que no se protegían.

Por su parte el soldado somalo también fue muy valiente, recuerdo que en una ofensiva se encimaron hasta muy cerca de nosotros, caían y caían y los demás seguían avanzando, era increíble. Una de sus rastras de municiones fue impactada por nuestros artilleros, se incendió. El conductor y su ayudante se tiraron al suelo y en lugar de salir corriendo hacia la retaguardia, sacaron no sé de donde, una ametralladora calibre 50 de ruedas y arremetieron contra nosotros desde detrás de un arbol de marabú, bueno el final te lo imaginarás.

Esa fue una ofensiva suicida que ordenó el mando somalo a sabienda que no tenia posibilidad alguna de victoria, pues estaban informados por su aviación de la fortaleza de nuestras posiciones. En una oportunidad, tres MIG 17 camuflados, nos entraron por el frente hacia la profundidad y después recorrieron toda nuestro primer escalón, al final escuchamos que alguien gritaba…son somalos!!! son somalos!!! y se abrió fuego contra ellos.

Se cuenta que los pilotos se entregaron junto a sus aviones en la Base de Dire Dawa, nunca supe si era verdad, decían que lo no combatían contra los cubanos pues habáin estudiado en Cuba.

Después de tomar Jijiga se le facilitó la retirada a los soldados somalos, se hizo un corredor de salida por el que se les obligó a replegarse a su frontera; podían haber sido masacrados por nuestra aviación y artillería, pero eso no ocurrió, no había necesidad de ello.

Si de anécdotas se trata te diré que pasamos mucha hambre y mucha sed. Desde que salímos de Arba donde estaba el Centro de Recepción y Preparación en dirección al frente, los niños a lo largo de toda la trayectoria nos gritaban “guardiña manllare” fonéticamente sonaba así; lo cierto es que comezaron las acciones combativas y los combates y los carros de retaguardia no podían llegar hasta nosotros pues eran blanco de la artillería enemiga, habíamos regalado todas nuestras raciones de comida fría, solo en la torreta de nuestro BMP había un saco grande de nylon de pan duro y negro ruso, que ni con la culata del fusil se partía, aprendimos a comerlo de todas maneras; fueron días y días de mucha hambre y mucha sed, sin comida y sin agua, debajo de una fuerte lluvia que no cesaba, un calor intenso de día y un frío que calaba los huesos de madrugada, eso es angustioso, miéntras tanto el fuego artillero somalo no paraba y una BM13 nos tenía creo que su mira, pues todo nos caían encima.

Al cuarto día logró llegar el camión de retaguardia que fue caminando a lo largo de la línea del frente, con una cazuela de leche y una de carne cocinada desde hacía varios días. El médico prohibió dar la leche, yo logré servirme por mi cuenta la leche y coger mi ración de carne, creo que eso me salvó, parece que la leche cortó la reacción de la carne, mis compañeros no tuvieron esa suerte.

Ya estando en Daga Habur, en la frontera donde nos habíamos concentrado, llegó un carro cisterna con agua, para podernos bañar, ya tenía 32 días en mi haber, olía a cualquier cosa. Ahí fue donde matamos a un dromedario y nos lo comimos. En lo adelante todo lo que narraría sería a lo que se conoce como paz, que a mi me duró hasta el 22 de marzo de 1980 en que después de una travesía de 22 días en el buque Fiodor Shaliapin llegué a Cuba nuevamente.

Leer: https://cubalagrannacion.wordpress.com/2010/04/16/carta-abierta-a-montaner-de-un-internacionalista-cubano-en-etiopia/


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